Este proceso realiza una profunda sanación sobre el niño interior. Al rescatarlo y disolver completamente las vivencias negativas de aquella época, los patrones negativos que absorbimos de papá y mamá, nos recuperamos a nosotros mismos reconectándonos con nuestras cualidades esenciales. Estas cualidades son: el amor, la creatividad, la alegría, la belleza, el poder, la inocencia, la sensualidad, el autoestima, la fuerza, la inteligencia, la confianza y la valentía. Todas ellas van siendo reconectadas al sanar las heridas de nuestro niño interior.
domingo, 21 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario